Uno de los momentos más memorables fue la cata de mezcal organizada en el hotel. Esta experiencia fue única, me mostraron la riqueza y diversidad de este destilado oaxaqueño. Probarlo con frutas y sales fue una verdadera explosión de sabores.

Momentos de desconexión.
El Hotel Raíz es un verdadero oasis de paz. A pesar de ser un lugar pequeño, es muy acogedor, y está repleto de rincones donde poder desconectar.
Desde su alberca situada al lado del bar, ideal para degustar sus bebidas, hasta la palapa situada en la parte superior, que encontraba casi siempre vacía y podía disfrutar de ese lugar mágico solo para mí. Pero de mis momentos favoritos fueron sin duda las clases de yoga que disfruté todas las mañanas, incluidas en la reserva.
Las habitaciones tienen una decoración única, que mantiene viva la esencia del Puerto Escondido de antaño. Cada detalle está pensado para ofrecer comodidad y autenticidad. La limpieza y el cuidado eran impecables, lo que hizo que mi estancia fuera aún más agradable.
Explorando Puerto Escondido.
La ubicación del hotel no podría ser mejor. A solo unos pasos de la playa de Zicatela y a minutos de tiendas y restaurantes, Estar en Raíz es estar en el corazón de la acción sin sacrificar la tranquilidad. Fue increíble poder caminar hasta la playa y disfrutar de la vibrante vida local.